La Autonomía Cruceña: Su Mortalidad o Supervivencia

Con este articulillo me estreno en las lides bloggeras, a ver hasta cuando me dura la afición:

El referéndum cruceño sobre su autonomía es una muestra del bloqueo del sistema institucional boliviano. Si antes del referéndum las instituciones regionales y nacionales eran contradictorias y antagónicas entre sí, hoy en día no existe ninguna complementariedad administrativa que permita al Estado de Derecho ejecutar su contenido normativo con una mínima regularidad, su ámbito de aplicación ha sido constreñido a determinadas administraciones en función a su afinidad política-ideológica. El Estatuto autonómico cruceño, ilegal e inconstitucional según la Constitución vigente, no solamente ha buscado una desconcentración y descentralización administrativa, justificable en determinadas materias, sino que su finalidad principal ha sido la de romper y perforar el sustrato jurídico del Estado para plantear una suerte de federalismo encubierto.

Sus competencias exclusivas en materia tributaria, educativa, judicial, de seguridad interna, de relaciones exteriores, en materia energética y agraria configuran una "micro-Constitución pseudo autonómica" llamada a plantear dos claras alternativas a corto y largo plazo:

la de ser objeto de moneda de cambio e instrumento de negociación política para que el Gobierno nacional suspenda y modifique su proyecto de Constitución, por ello se pretendería que ambos cuerpos normativos encuentren un punto intermedio de inflexión para llegar a un acuerdo de mínimos que permitan su complementariedad entre sí.

La alternativa segunda, enfocada, a más largo plazo es propugnar en un futuro una suerte de desmenbramiento jurídico, paulatino, del resto de Bolivia, pero con la intención de mantener siempre una relación económica, algo así como "dos países pero un solo espacio económico". ¿Dónde se romperá la cuerda?, eso solamente se sabrá si Santa Cruz es capaz de aguantar la asfixia económica de sus instituciones si se decide el gobierno de Morales a congelar sus cuentas públicas, o bien si sus líderes son concientes que su realidad y fortaleza actual no les permitiría a ir, en el corto plazo, más que una autonomía moderada y atenuada.